Efectivamente, Cristo el Señor pasa por nuestras vidas. En los días de la Semana Santa, actualizamos esta realidad, Cristo sigue vivo y la Iglesia hace vida este gran misterio salvador. Las celebraciones litúrgicas pondrán de manifiesto el acontecimiento y nuestros Cristos y nuestras dolorosas recobrarán vida para decirnos que esta realidad hay que vivirla no solo celebrarla, sino VIVIRLA con mayúsculas porque no nos podemos quedar con vivir la procesión de mi cofradía y pensar que es lo más importante, porque importante es todo y por tanto todas las cofradías y procesiones tienen la misma importancia. Todas llevan el mismo ADN y todas tienen el mismo propósito, presentarnos a Jesús; por eso hemos de hacerlo con mucha unción para que realmente presentemos al Señor auténticamente para que se encuentre realmente con cada una de las personas que lo vean. La fe no nace ni se alimenta de tradiciones y de pasos bien adornados, sino que la fe siempre nace del encuentro personal con el Jesús; de ahí que tengamos que hacer un esfuerzo para que eso pueda suceder al paso de nuestra procesión.
Un año más os invito a que vivamos estos días con verdadera devoción la Pascua del Señor, Nuestra Pascua, la de los cristianos, el acontecimiento más importante del todo el año litúrgico. Nos encontramos en estos días con una verdad indiscutible: La representación real del Misterio de Cristo (re-presentare, hacer presente de nuevo). Pero no quiere decir que se haga presente lo que pasó en esos días históricamente, lo que se actualiza es el contenido eterno de estos hechos, es decir la salvación. Por eso las fiestas de estos días santos consisten en la celebración , en la reactualización y en la vivencia del Misterio.
En los días de la Semana Santa, la Iglesia pone el esfuerzo en presentar el único Misterio Salvador, pero en torno a ese único acontecimiento salvífico hay una corona de palabras, ritos, oraciones, cantos , silencios, incienso, fuego, luces y sombras que nos ayudan a introducirnos en el Misterio.
La celebración del Domingo de Ramos, es el pórtico de esta gran semana. Conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén , los ramos y las palmas dan paso a la lectura de la Pasión , en la que se deja entrever la bondad y la misericordia de Dios
El Lunes, Martes y Miércoles, hacen vivir ya el misterio de la Pascua, son el anuncio de lo que va a ocurrir en las horas sucesivas.
El Jueves Santo, pórtico del santo Triduo Pascual, la liturgia nos introduce en el cenáculo, para que entremos en el misterio de la cena pascual.
El Viernes Santo es el primer día del Triduo Pascual, día de la Pascua de la Cruz, día de la muerte victoriosa de Cristo, día de ayuno y abstinencia, para unirnos a la pasión de Cristo.
El Sábado Santo es el segundo día del Triduo Pascual, es el día del silencio, en la espera expectante de la Resurrección. Un silencio que envuelve toda la Tierra por que el Señor duerme...
El Domingo de Pascua es el tercer día del Triduo Pascual que comienza en la Noche Santa con la Solemne Vigilia Pascual, noche de luz y de gracia, de oración y vida, de bautismo de eucaristía y ya pasado el umbral del domingo, la iglesia pregona la RESURRECCIÓN .
Vivamos esos días para encontrarnos realmente con Cristo Resucitado
¡Cristo Vive! ¡Anúncialo!
Antonio Vela Aranda
Arcipreste de Úbeda
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