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30 de junio de 2021

La Hermandad de la Gracia tendrá una sala llamada José Araque

Don José Araque
En sesión de Junta de Gobierno celebrada el día 28 de junio y con motivo del X Aniversario del fallecimiento del Rvdo. Señor Don José Araque Quesada, se acordó por unanimidad asignar a la Sala de Juntas el nombre del que fuera Capellán de la Hermandad desde el año 2004 hasta el día de su fallecimiento, el 8 de julio de 2011. 

Don José, fue un cura comprometido con el mundo cofrade ubetense, donde dejó una marcada huella; sobre todo por su cercanía hacia los más jóvenes. Una frase pronunciada por Don José y que dejó seña de admiración por los cofrades más jóvenes, fue la de “Los jóvenes… ¡Qué maravilla!” exclamación que ha presidido y que ha hecho honor a su recuerdo, en todas las actividades que el Grupo Joven de nuestra Hermandad “Jóvenes con Gracia” ha realizado. 

En palabras de Don Tomás de la Torre “Don José Araque vino al mundo en el pueblo de La Guardia, estuvo siempre junto al cura que por aquellos años regía aquella feligresía. Junto a él sintió la llamada del Señor para ser sacerdote. Estudió en Baeza, Jaén y en la Facultad de Teología de Cartuja, en Granada. Fue ordenado de presbítero en el año 1973 en la Catedral de Jaén, por el entonces obispo don Miguel Peinado, quien lo envió, como primer cargo, de coadjutor a la parroquia de San Bartolomé, de Jaén, cuando era párroco don Antonio Ceballos, actual obispo de Cádiz. Más tarde pasó como párroco de Carchelejo, y luego Santisteban del Puerto. Desde allí llegó a regir la feligresía de Santa María del Valle, en Jaén, donde introdujo la devoción a la Virgen del Collado, patrona de Santisteban, a petición de un grupo de fieles nacidos en el pueblo del Condado. Volvió a tomar las maletas camino de Marmolejo, la ciudad del balneario, donde dejó una honda huella, que un sucesor ha dejado escrito en un libro para memoria de todo aquel pueblo. Partió a San Pablo, en la capital de los Cerros, donde le ha tocado una etapa muy importante de su vida: la apertura al culto de la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares, tras más de treinta años cerrada por obras en su mantenimiento. Aquella jornada ha quedado clavada en la historia de la ciudad de Úbeda. Atrás dejó el cierre al culto de la iglesia de San Pedro, y, en la hora de su muerte, se había quedado con San Pablo nada más, tras ser nombrado un rector de la iglesia de Santa María hace unos días… 

Quiera Dios que esté gozando de su presencia por toda la eternidad. Los que todavía quedamos aquí rezamos para que su alma descanse en paz, esa paz que trasmitía su sencillez de cura cercano al pueblo, tal como pueden testimoniar todos los que han sido pastoreados por un buen sacerdote como don José Araque Quesada.”

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